La actividad del habla se asienta en tres tipos de procesos:
1.Procesos
cognitivos y motivacionales: No son exclusivos o específicos de la
actividad lingüística. Estos procesos o facultades mentales
horizontales no son todavía lenguaje en sentido estricto. Para que el
proceso de comunicación sea eficaz se tienen que utilizar combinaciones
de signos que puedan ser descifrados e interpretados adecuadamente por
sus interlocutores. Esto da paso al segundo procesos.
2.
Procesos lingüísticos y gramaticales: Para comunicar lo que deseamos no
utilizamos series aleatorias de palabras, sino que construimos oraciones
significativas y gramaticalmente aceptables, por lo tanto en el proceso
de producción del lenguaje tan importante como señalar la participación
de facultades mentales de las llamadas horizontales, será analizar en
que forma los sujetos, al codificar y producir sus mensajes, aplican un
tipo de conocimientos muy específico (su conocimiento de la gramática de
una lengua) y cuáles son las operaciones computacionales que se
requieren para el tratamiento de la información gramatical durante la
codificación o elaboración de tales mensajes. Los procesos anteriores
(cognitivos y gramaticales) pueden ser necesarios, pero no suficientes
para caracterizar la producción verbal. El sujeto habla para algo:
informar, peguntar, pedir, o para contactar con otros, lo que daría paso
al siguiente proceso:
3. Procesos comunicativos e
instrumentales: La actividad del habla es, además de un procesos
cognitivo y lingüístico, una actividad instrumental y de interacción
social. Las personas generalmente hablan en contextos interactivos con
el objeto de producir cientos efectos sobre sus interlocutores; para
ello construyen y emiten las formas lingüísticas que consideran más
eficaces en cada ocasión, es decir, en función de cuál es el contexto
comunicativo, quién es el interlocutor y cuál el motivo o propósito de
la conversación, los sujetos aplican un estilo u otro de lenguaje y
utilizan unas formas lingüísticas u otras. Por todo ello la producción
del lenguaje debe ser interpretada como un proceso comunicativo con
repercusiones sociales.
Hay una serie de preguntas que nos podemos hacer:
¿Cómo
explica este proceso la Psicología científica? ¿que relación guarda la
intención inicial de comunicar algo con las palabras y sonidos que
finalmente son articulados y expresan algo? ¿que procesos intervienen y
permiten dar forma lingüística a nuestras ideas?. A lo largo de la
historia se han respondido a estas preguntas de formas muy diversas:
Años 50: Los investigadores influidos por las teorías asociacionistas,
interpretaron el proceso de producción del lenguaje de dos formas: Como
un proceso markoviano: la selección de palabras durante la emisión
lingüística, viene determinado por su valor de probabilidad asociativa
respecto a las palabras inmediatamente precedentes en la serie
lingüística. Como una conducta operante: podría explicarse por las
mismas leyes o principios que rigen el aprendizaje y mantenimiento de
otras conductas no verbales.
Años 60: Los enfoques de
inspiración lingüística y computacional se fueron consolidando como
dominantes en la investigación de la actividad lingüística humana y la
producción del lenguaje se interpretó como un proceso de transformación
de las estructuras profundas a las estructuras superficiales.
Años 70:
Influencia de los modelos cognitivos de P.I. Los investigadores de
interesaron por el análisis de los tipos de representaciones y los
mecanismos de cómputo subyacentes a la producción del lenguaje. Puesta
en marcha por primera vez de programas de investigación empírica basados
en la observación del habla espontánea (normal y desviada) de diversos
tipos de sujetos.
Años 80 (última mitad): Influencia de los
modelos conexionistas. Interés por el estudio de procesos como los de
lexicalización y organización fonológica de los mensajes. Las
explicaciones psicológicas d la producción del lenguaje han diferenciado
distintos componentes funcionales o fases: William JAMES y WUNDT. Para
ellos las fases pueden definirse a partir del análisis de la
participación de la conciencia en dichas fases o componentes
funcionales. ¿No se ha preguntado nuca el lector?-preguntaba, p.ej.
James en sus ya clásicos Principles of Psychology (1890)- qué clase de
hecho mental es la intención de decir una cosa antes de decirla. Se
trata de una intención completamente definida, distinta de todas las
otras intenciones y, por tanto, de un estado de conciencia absolutamente
distinto... Esta intención, una vez definida, se demora y las palabras y
las cosas vienen a la mente (...) En cuanto llegan las palabras que lo
reemplazan, les va dando la bienvenida, aceptándolas si concuerdan con
él, rechazándolas y tildándolas de erróneas si no lo hacen.
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