En la lingüística, como en otras ciencias del conocimiento humano,
existe una disputa entre el empirismo y el nativismo. El nativismo
sostiene que la capacidad de ver, oír, pensar y hablar son actos innatos
o genéticos. En cambio los empiristas, a la cabeza de los behavioristas
o conductistas, están convencidos de que el niño aprende a hablar
porque imita a los adultos -sobre todo a la madre- y porque tiene
necesidad de manifestar sus necesidades y deseos. Según los empiristas,
el niño aprende el idioma de la misma manera que otras destrezas físicas
y mentales. Es decir, mediante la llamada "conducta operante", que está
determinada por la influencia de factores externos o adquiridos y no
así por medio de factores innatos o genéticos.
Así como los
empiristas están convencidos de que el niño aprende a articular y
combinar sonidos, los nativistas y los psicólogos del Gestalt, que
rechazan categóricamente la teoría de que el entorno social sea el único
factor determinante en el desarrollo idiomático, están convencidos de
que el habla es un don biológico con el cual nacen los humanos, y que la
experiencia cognitiva es apenas un estímulo para su desarrollo
posterior. De ahí que el psicólogo Arnold Gesell, a diferencia de John
B. Watson y Brurrhus Skinner, sostiene la concepción de que gran parte
del desarrollo lingüístico del individuo está determinado por factores
de maduración interna, y no por las simples influencias del entorno
social.
El desarrollo idiomático del individuo, en consecuencia,
no se puede explicar desde la "psicología del aprendizaje" o
conductismo, sino desde la perspectiva biológica; más aún, si se
considera el complicado proceso lingüístico que se genera en el cerebro
humano. Según J. Jackson (1835-1911), "cada función realizada por el
sistema nervioso es garantizada no por un grupo reducido de células,
sino por una complicada jerarquía de niveles de la organización
fisiológica del sistema nervioso. En otras palabras, para que la persona
pronuncie una palabra no es suficiente con que se activen el grupo de
células de la corteza de los hemisferios del cerebro ‘responsable’ de
esto… En la gestación de la palabra participan, según su naturaleza,
estructura ‘profundidad de yacimiento’, diversos mecanismos cerebrales…
En el mantenimiento de los procesos lingüísticos toman parte tanto los
más elementales mecanismos fisiológicos del tipo ‘estímulo respuesta’
(E-R) como mecanismos específicos que poseen estructura jerárquica y
exclusivamente características para las formas superiores de actividad
lingüística". (Petrovski, A., "Psicología general", 1980, pág. 193-94).
Para
el pensador y lingüista norteamericano Noam Chomsky -padre de la
"gramática generativa"-, el idioma es una suerte de computadora que
funciona de manera automática, como los procesos de asociación antes de
pensar. Chomsky plantea la teoría de que el niño tiene una programación
genética para el aprendizaje de su lengua materna, desde el instante en
que las normas para las declinaciones de las palabras, y la construcción
sintáctica de las mismas, están ya programadas genéticamente en el
cerebro. Lo único que hace falta es aprender a adaptar esos mecanismos
gramaticales al léxico y la sintaxis del idioma materno, que, en el
fondo, es una variante de una gramática que es común para todas las
lenguas, sin que esto quiera decir que exista -o existió- una "lengua
madre universal" de la cual derivan todos los idiomas hasta hoy
conocidos (Jeffmar, C., "Moder Utvecklingspsykologi", 1983, pág. 66).
El
segundo análisis crítico lo dirige Chomsky contra el behaviorismo o
conductismo, que contempla el comportamiento lingüístico como un
conjunto de estímulos y respuestas (E-R) o, lo que es lo mismo, contra
una concepción externa de la lengua. Si el dualismo fue catalogado de
error, el conductismo fue considerado irracional, además de igualmente
erróneo. El concepto de que el lenguaje sea algo adquirido del entorno
social contrasta con la teoría defendida por los nativistas, según la
cual el lenguaje es un producto interior de la mente/cerebro del
hablante, independiente de las experiencias y los conocimientos
adquiridos del entorno social por medio del proceso de aprendizaje.
Con
todo, tanto las teorías chomskianas y nativistas han sido motivos de
controversias, sobre todo, cuando los empiristas y behavioristas, que no
aceptan la existencia de una gramática innata y programada en el
cerebro humano, señalan que las diferencias gramaticales existentes
entre los idiomas son pruebas de que el lenguaje es un fenómeno
adquirido por medio del proceso de aprendizaje. Noam Chomsky, por su
parte, responde que estas diferencias se presentan sólo en la estructura
superficial de los idiomas, pero no en la estructura profunda. Es
decir, si en la estructura superficial se advierte las diferencias
gramaticales de los distintos idiomas, en la estructura profunda se
advierte una gramática válida para todos los idiomas, pues cada
individuo, al nacer, posee una gramática universal que, con el tiempo y
gracias a un contexto social concreto, se convierte en una gramática
particular.
Asimismo, aparte de las dos teorías mencionadas, se
debe añadir la concepción de los "interrelacionistas", quienes
consideran que el lenguaje es un producto tanto de factores innatos como
adquiridos, ya que el lenguaje depende de impulsos internos y externos,
que están determinados de antemano, lo que presupone la preexistencia
de sentimientos y pensamientos. Al faltar los conceptos internos -por
diversos motivos- falta también la facultad del habla, como en los
recién nacidos o en los impedidos mentales. Pero para hablar, además de
un contenido psíquico mínimo, hace falta el estímulo externo, el impulso
de expresarse y hacer partícipes a los demás de nuestros estados de
ánimo. De ahí que el estudio del desarrollo idiomático del individuo es
tratado no sólo por la psicolingüística, sino también por la
sociolingüística, que estudia cómo el idioma influye y es influido en la
interrelación existente entre el individuo y el contexto social, habida
cuenta que el lenguaje, además de ser un código de signos lingüísticos,
es el acto de expresar ideas y sentimientos mediante la palabra; más
todavía, cuando el lenguaje es el primer patrimonio familiar que recibe
el recién nacido, a quien le acompaña desde la cuna hasta la tumba, y es
la herencia, a veces la única, que
No hay comentarios:
Publicar un comentario