Actualmente hay una gran variabilidad en los patrones de recuperación de los pacientes.
Pitres
en 1895 estableció tres patrones básicos de recuperación de los
lenguajes: recuperación paralela de las dos lenguas, recuperación
selectiva de una de las lenguas, mientras la otra permanece alterada y
la recuperación sucesiva de una lengua seguida de la otra. En el caso de
la recuperación selectiva, ésta tenía lugar en la lengua que era más
familiar para el paciente antes de sufrir el accidente cerebral,
coincidiendo la mayoría de las veces con la lengua materna del paciente.
Fabbro analizó
todos los casos clínicos de pacientes afásicos bilingües y multilingües
publicados hasta el año 1999 y observó que el 60% de los casos
presentaban un patrón de recuperación diferencial de una lengua. En concreto, el 32% de los casos recuperó mejor la primera lengua, mientras que el 28% recuperó mejor la segunda.
Un
ejemplo de una mejor recuperación de la primera lengua es el caso de
una mujer cuya primera lengua era el francés y que además hablaba italiano de forma fluida. Esta mujer sufrió un accidente vascular cerebral que
le provocó una afasia que únicamente le permitió producir la palabra
oui (sí) durante los primeros días posteriores a la lesión.
Progresivamente fue recuperando la producción del lenguaje. Aunque la
paciente hablaba en francés con un acento extranjero y construía
oraciones de forma incorrecta, cuando hablaba italiano las alteraciones
fueron bastante más severas.
También
se conoce el caso de otra paciente políglota de 60 años . Aunque su
primera lengua era la hebrea, durante la escolarización aprendió a
hablar búlgaro, llegando a ser su segunda lengua. A la edad de 34 años
se trasladó a Belgrado, donde aprendió a hablar serbio. La paciente
continuó hablando en hebreo y en serbio, olvidando completamente el
búlgaro. Posteriormente a la lesión, la paciente no podía hablar,
limitándose a gesticular. Al cabo de un mes ya podía repetir palabras,
pero la producción oral espontánea no tuvo lugar hasta pasados dos
meses, momento en el que la paciente podía producir oraciones en hebreo y
en búlgaro. La paciente podía entender el serbio pero no hablarlo, a
pesar de haber sido la lengua que más había utilizado durante los
últimos 25 años.
Sin embargo, también se han presentado estudios de casos de pacientes afásicos políglotas que recuperaron mejor la
segunda lengua que la primera, contradiciendo la ley de Pitres. Por
ejemplo, el caso de un paciente suizo-alemán que a la edad de 44 años
sufrió una embolia que le provocó una afasia. La primera lengua del
paciente era suizo-alemán, mientras que en la escuela aprendió a hablar y
escribir alemán estándar. Durante la adolescencia se trasladó a Francia
donde aprendió a hablar francés fluidamente. Con 25 años volvió a suiza
y empezó a hablar únicamente en su lengua materna (suizo-alemán),
aunque continuó leyendo en francés. El primer día del accidente el
paciente no podía hablar ni entender ninguna de las lenguas,
recuperándose la comprensión de todas ellas durante el siguiente día de
hospitalización. Tres días después, el paciente empezó a hablar francés y
posteriormente alemán estándar de una forma relativamente fluida. Sin
embargo, su primera lengua (suizo-alemán) no empezó a utilizarla hasta que pasó un mes.
Basandose en los diferentes estudios de casos de pacientes bilingües y multilingües Minkowsky estableció varios factores que según el influían en la mejor recuperación de la segunda lengua: el grado de familiaridad de la lengua; el factor visual o frecuencia con la que los pacientes leen y escriben en esas lenguas; el
factor afectivo, cantidad de experiencias tanto positivas como
negativas en relación a esas lenguas; y el factor ambiental entendido
como la lengua que el paciente empezó a oír y a hablar en el hospital.
Además de otros como las estrategias aplicadas durante el proceso de adquisición de la lengua y factores lingüísticos y orgánicos, como la proximidad con las lenguas o la edad del paciente.
Paradis afirmó
que el 40% de los casos de afasia bilingüe exhibían un patrón de
recuperación paralela, donde todas las lenguas se recuperaban a la vez y
con el mismo grado de eficacia. Además incluyó otros patrones como el
antagónico, donde un lenguaje se recupera mientras el otro involuciona, o
incluso se llegó a hablar de personas que manifestaban una alternancia
diaria de la disponibilidad de los diferentes lenguajes que habían sido
capaces de hablar.
Otros
estudios también han comprobado que, aunque se pueden dar distintos
patrones de recuperación en los pacientes afásicos, el patrón más común
es el de recuperación paralela. Por ejemplo, Fabbro presentó
los resultados obtenidos en el estudio de veinte pacientes afásicos,
bilingües del italiano y del friulan. Todos los pacientes habían sufrido
una lesión cerebral que les afectó al hemisferio izquierdo,
manifestándose de distintas formas . De los veinte pacientes, diecisiete
tenían como primera lengua el friulan y tres el italiano, aunque todos
habían aprendido la segunda lengua durante la infancia y las utilizaban
indistintamente. Tras una investigación observaron que la mayoría de los
pacientes presentaron un patrón
de recuperación paralela de ambas lenguas, seguido de cuatro pacientes
(que manifestaron una mayor alteración de la segunda lengua y de tres
pacientes que mostraron una mayor alteración
de la primera lengua. Los casos de recuperación paralela sugerirían que los centros
anatómicos de las diferentes lenguas son comunes. Sin embargo, los casos de
patrones de alteración y de recuperación diferencial de las lenguas dejarían abierta
la posibilidad de que las representaciones cerebrales fueran distintas.
Finalmente parece que se ha llegado a la conclusión que la recuperación de las lenguas dependerá sobre todo de la estructura de los lenguajes.
Así por ejemplo un paciente afásico bilingüe de dos lenguas con una estructura similar como el italiano y el friulan tendría
un patrón de recuperación paralelo en ambas lenguas, siendo los errores
distintos en aquellos aspectos en los que ambas lenguas difieran.
En
el experimento llevado a cabo por Fabbro , a partir del análisis de
cinco minutos de habla espontánea de cuatro pacientes no fluidos de los
veinte mencionados anteriormente, observó
patrones de recuperación paralela con errores muy similares en aquellos
aspectos en los que coincidían el italiano y el friulan. Los errores
mostrados por los pacientes que variaron a través de las lenguas
estuvieron relacionados con características distintas de ambas lenguas,
como por ejemplo el uso de los pronombres personales.
Entonces Favor basándose en esto propuso que los factores que hasta el momento se habían considerado prioritarios y esenciales en el proceso de recuperación de las lenguas, en realidad apenas influían, como por ejemplo que fuera la primera o la segunda lengua, que fuera la lengua más utilizada socialmente o con
una mayor carga afectiva para el paciente no tienen porque verse
afectadas en menor intensidad o de forma distinta que la segunda lengua o
menos utilizada y cargada emocionalmente o factores como el tipo de lesión o enfermedad que hubiera provocado la afasia en el paciente (tumor,
infarto o hemorragia) o lugar ( cortical vs subcortical, frontal vs
temporal, etc.) de la lesión, o el tipo de síndrome.
No hay comentarios:
Publicar un comentario